¿tu marca sigue esperando? De esa manera, el mundo comercial se pre-guntaba sobre la forma en que sus activi-dades pre-pandemia eran realizadas en colectivo; sobre los cambios que sufrirían los canales de venta tradicionales una vez que el consumidor había experimentado la comodidad del comercio online; y sobre la nueva relación que los consumidores esta-ban tejiendo con los medios digitales en to-das sus expresiones. Y en este ejercicio, más adivinanza que pro-nóstico, las marcas se quedaron pasmadas en esta pausa obligada, esperando a que la “nueva normalidad” se definiera, sin darse cuenta de que ésta ya estaba ahí: estableci-da con toda claridad, y con una permanen-cia que aún hoy no es posible identificar. Tomó solamente unas semanas para que las condiciones de aislamiento social, el deteni-miento súbito de la actividad económica, y la incertidumbre con respecto a la duración de la pandemia dictaran necesidades, hábitos, y patrones de comportamiento diferentes, y con ello dieran paso a un nuevo consumidor. Se trata de un consumidor temeroso por su salud, conservador con respecto al uso de su dinero, y aburrido al ver su círculo de in-teracción social reducido a su expresión mí-nima. Y esta caracterización es válida a lo largo de todos los niveles socioeconómicos y grupos de edad. Transcurrido ya un año, la gran mayoría de las marcas siguen esperando a que el polvo se asiente, y la nueva realidad llegue, para hasta entonces definir la manera en la que abordarán a este nuevo consumidor. Sea por miopía, desidia, o falta de imaginación, al aplazar el cambio de rumbo, las marcas difícilmente pueden ser relevantes bajo las condiciones nuevas, convirtiéndose así en una de las causas principales del estanca-miento comercial del que se lamentan. Irónicamente, se trata de un momento en el cual una lectura precisa del mercado, por la obviedad descomunal de las condiciones que lo definen, se encuentra al alcance de cualquier marca con empatía, sensibilidad, y vocación de conectar con su cliente. En ese contexto, pueden señalarse al menos tres vetas estratégicas que surgen de ma-nera inmediata, y a partir de las cuales una marca podría articular una narrativa relevan-te a su consumidor meta. 1. Contención: araíz de la interrupción ge-neralizada de la actividad económica, el consumidor ha replanteado su relación con el dinero, y, en consecuencia, la manera en la que lo gasta. Aplaza compras no esen-ciales, reduce el consumo de algunos artí-culos, o hasta los elimina por completo de su canasta. Así, el consumidor actual tiene miedo de ver afectado de manera perma-nente su nivel de vida. Una marca que ofrezca contención y cuya narrativa se desarrolle alrededor de la promesa de “Todo va a estar bien”; “Estoy aquí para ti”; “Voy a ayudarte a transitar esto” conectará de manera única y per-manente con él. 2. Escape: por otro lado, debido a que todos los medios —tanto digitales como offline— están inundados con información sobre la COVID-19, el comportamiento del consumidor actual oscila del cuidado, a la precaución, hasta el miedo, ante la posibi-lidad de que la enfermedad le afecte, o a un ser querido. En ese contexto, existe para las marcas la enorme oportunidad de conectar con su cliente target, transportándolo —aunque sea por un momento— a una realidad más amable, casi fantástica, distrayéndolo así de un mundo del cual en este momento quisiera escapar. 3. Disfruta tu casa: finalmente, nada más fá-cil para una marca que voltear al lugar don-de se desarrolla la vida de su target. Ese lugar en este momento es la casa. Es ahí donde el consumidor actual vive, trabaja, come, busca divertirse, y socializa —aun-que sea a través de la pantalla de su dis-positivo digital—. Una marca que ofrezca a su cliente la promesa de hacer su casa un lugar mucho más acogedor, más atractivo, en el cual la vida puede disfrutarse, se vol-verá relevante de una manera mucho más profunda y duradera. Para ello, hay que reconocer que la “nueva normalidad” está aquí, desde hace rato, y no se sabe aún hasta cuándo. Y tu marca: ¿sigue esperando a que llegue la nueva normalidad?